miércoles, 10 de junio de 2009


He recibido el impacto de la luz:
me duelen los ojos,
de mirar afuera los siento irse,
llevarse la fluorescencia y no volver.
Esta pasión por evadirme alcanza el horizonte.
Hay cuerpos celestes sin huellas previsibles
que merman.
Hay hormas de zapato,
fragmentos de inconsciencia,
pecio en superficie,
un punto en la distancia que ahora no recuerdo.
Hay canciones abrasadas,
un acorde menor en tanto grito…
El paisaje se borra:
probable insurrección en las montañas.
Esta pasión, a veces,
alcanza el horizonte.

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