lunes, 27 de julio de 2009


No tengo tiempo de buscar un motivo. La prisa me acelera y me vacía. Calma. Es preciso recordar la sensación del agua en la piel, la brisa en las hojas, un fragmento azul entre las nubes. Calma y vendrán las ideas corriendo a socorrerte de la desidia.
Me aferro a la necesidad de estar tranquilo, a la espera como ejercicio. Al rescate imprescindible de la creación que ha naufragado. El mundo alrededor empezará a alejarse permitiendo que el aire inunde los pulmones, que recobren su volumen natural y se decidan a regresar frescos de la rotundidad.
Tras una idea aparecen miles de imágenes que tratan de influir en el devenir. No sé si el cosmos será capaz de asimilar tanto rechazo. Ocasionalmente rostros con sonrisas entre las cortinas, pero siempre una mano con el dedo alzado y, al fin, la amnesia que da paso a lo futuro, lo que se gesta en el anonimato, se precipita por las ventanas, navega alcantarillas hasta un río con sol y árboles en la orilla. Tras la idea regresa el sentimiento.

Deséame que descienda la escalera. Ayúdame a recoger de las aceras visiones que he tenido. Retenme en el regazo y no abandones al ávido jinete sin lanza y sin espada, figura solitaria en medio del paraje que desciende hasta el contacto tibio de una mano en la mejilla, húmeda de lágrimas y lluvia, roja de sangre y de vergüenza.

1 comentario:

  1. Sin miedo, amigo mío, sin miedo. Y si este te acompaña, háblale, reconócelo, siéntelo, y entonces podrás expresarlo liberardo, y luego, tan sólo luego, volverá a ti lo que siempre ha estado...

    Pero, así lo vivo yo, no necesariamente lo han de sentir así los demás :)

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