jueves, 29 de octubre de 2009

Como consecuencia de las horas transcurridas quedan a veces los reflejos del cansancio en las arrugas de la piel. El hombre, si navega, sabe que los horizontes se mueven y se alejan si te acercas sin que por ello se haga imprescindible desistir del intento siempre lícito de avanzar.
Despega pues el hombre del velódromo improvisado de la imaginación para reencontrarse con el pretexto de sobrevolar los paisajes que los reflejos de luz insertan como perlas en el collar que es la ilusión. En el aire se contagian las emociones y ocurren, no sin deseo, encuentros entre seres antagónicos que buscan, sin que la búsqueda signifique otra cosa que no sea la constatación de la necesidad, el hueco por el que mirar, desde el que percibir el impulso de regresar. Es entonces cuando repara en el horizonte y la distancia.Desde la altura todas las caricias son iguales aunque la racionalidad lo impida. El hombre, si navega, es capaz incluso de describir parábolas allá donde no existe más que un punto

1 comentario:

  1. En el devenir de la imaginación un horizonte se convierte en alfombra, una alfombra voladora que nos arrastra a las más sutiles emociones...

    Es entonces que descubres que no hay horizonte, tan sólo estela, qué aquel que está en la otra orilla está esperando otra nueva..

    Y así en este devenir, la necesidad, las caricias, ese anhelo que nos arrebata el equilibrio, viven en cada punto, en cada silencio...

    Es entonces, que uno descubre el regreso a si mismo y al otro...

    Es cuando la piel transmuta y brilla en aureola sin edad...

    La parábola quizá :)



    No sé que pensarás de mi estilo libre :)

    Me he quedado escuchando largo tiempo la música que has seleccionado (no conocía a este hombre) y me ha encantado, gracias por el placer de tu compañía, por tus palabras que encuentran siempre eco en mi alma y por la música...
    Un abrazo

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